Desde un punto de vista semiótico, en el contexto de un positivismo contemporáneo, habrían dos “enfoques” posibles respecto a un objeto de análisis. Estos dos enfoques posibles son el enfoque sintáctico y el enfoque pragmático. Cada uno de estos enfoques centra su atención sobre una de las partes que normalmente interviene en un proceso de semiosis8.
El enfoque semio-sintáctico, abstrae, en el análisis, al sujeto con un mensaje (conjunto de signos), se aproxima al objeto de forma “objetiva”, pero ficticia. Este tipo de análisis son interesantes para revelar ciertos aspectos del objeto en una situación idílica, desde la perspectiva de un sujeto-modelo, realizada en el laboratorio y por lo tanto en un contexto artificial.
El enfoque semio-pragmático, en cambio, toma la relación de objeto y sujeto, teniendo en cuenta las variables cognitivas del sujeto en un ambiente natural, teniendo en cuenta el problema desde la realidad mental del mismo. Este enfoque es el más que se puede aproximar a la realidad práctica, aunque no está exento de problemas, ya que según el mismo autor9, “aún no ha sido formulada una teoría del sujeto” y por lo tanto tampoco la posibilidad de realizar un análisis “científico” desde esta perspectiva, aunque desde ramas como la psicología, la sociología o la antropología se hayan realizado algunas aportaciones significativas válidas para afrontar este tipo de análisis con cautela.
A la hora de realizar un análisis semio-cognitivo de la interfaz gráfica de usuario, deberíamos abordar el problema desde ámbos enfoques, para poder sacar el mayor número de datos y referencias posibles.
La interfaz gráfica de usuario, desde el lado del objeto (abstrayendo al sujeto que contempla), no es más que el dispositivo de un sistema informático, un área funcional tan importante como pueda ser la carrocería si se tratase de un coche. Un sistema necesita normalmente varios mecanismos para accionar, funcionar, e interrelacionarse con el entorno, desde un punto de vista objetual (sintáctico) la interfaz gráfica de usuario, no es más que una parte del sistema, desde la cual es posible realizar cambios sobre éste. Por lo tanto el análisis sintáctico de la interfaz, nos aleja de la definición “conceptual” y nos acerca a la realidad objetual de la interfaz, como parte física del sistema informático. Desde esta perspectiva, la interfaz gráfica, tiene peso, medidas, localización física, limitaciones tecnológicas y propiedades, que habría que analizar y describir.
Notas
[8] Estos datos han sido obtenidos a través de los apuntes de clase del profesor de semiótica de la universidad de la Laguna Jose María Chamorro, el cual tiene esta información pendiente de publicación en estos momentos.
[9] Chamorro Calzón, Jose María
Desde este mismo punto de vista semio-sintáctico, el interfaz es un dispositivo físico, que como tal, exige por parte del usuario, una serie de condicionantes fisiológicas, y supone, el uso de dispositivos que permitan poner en contacto al sujeto con el sistema tecnológico. Estos dispositivos, que serán reseñados más adelante, son los llamados dispositivos de interfaz humano, como el ratón o el teclado, dispositivos que permiten a través de las posibilidades físiológicas del sujeto, producir parte de la interacción con la interfaz gráfica de usuario y por lo tanto, parte fundamental de la misma.
Si nos acercamos al problema desde el lado del sujeto (enfoque pragmático), entonces sí podríamos entender de alguna manera la afirmación de que una interfaz gráfica pueda ser un método de interacción con un sistema.
Cuando hablamos del interfaz, hablamos del proceso mediante el cual, un sujeto, se acerca a un sistema tecnológico con el que interacciona a través de los signos inscritos en dicha superficie. El proceso interactivo, requiere de una serie de “requisitos” cognitivos básicos por parte del sujeto, como percibir, decodificar, memorizar, decidir y navegar a través del interfaz gráfico9. Desde esta perspectiva, el interfaz sólo cobraría sentido, en cuanto el sujeto es capaz de “comprender” el significado y el proceso de interacción, y sus facultades cognitivas son capaces de interpretar adecuadamente los signos que se producen sobre el interfaz y usarlas adecuadamente.
Por lo tanto podríamos concluir diciendo que según el punto de vista sobre el objeto de análisis, obtendremos una información u otra. En este caso, los dos posibles desde el punto de vista semiótico, nos dan dos resultados diferentes pero complementarios: por un lado tenemos un área física que pertenece a un sistema informático o interactivo, y por otro lado, tenemos un sujeto limitado por sus capacidades lingüísticas y cognitivas que debe dar respuetas de interpretación y acción sobre el sistema interactivo.